La Muerte

Ningún proceso de crecimiento personal es completo si en algún momento no aborda nuestra forma de relacionarnos con la muerte. La muerte forma parte inseparable de la vida. Por tanto, es un aspecto más de nuestro proceso de desarrollo vital como seres humanos. Quizá uno de los más relevantes.

Afrontar el hecho inevitable de nuestra propia muerte, e incluso aprender a estar preparados para ello, sólo está al alcance de las psicoterapias que se adentran en los aspectos más sutiles y transpersonales de la conciencia.

A lo largo de la vida, también es probable que tengamos que afrontar la muerte de alguna persona próxima a nosotros. Cuando perdemos a alguno de nuestros seres queridos, es inevitable sentir dolor. El dolor forma parte de la vida. Pero el sufrimiento es algo que añadimos cuando no sabemos o no podemos relacionarnos con el dolor.

La muerte trunca expectativas, desgarra el afecto que nos unía a esa persona, evoca recuerdos, deja en el aire palabras no dichas y produce un vacío que parece imposible de asimilar.

En estas situaciones, alguien que escucha con calidez y sin dar fáciles palabras de consuelo, facilita que la persona pueda poner más conciencia en su experiencia de duelo. De este modo, podrá descubrir su potencial interior para acoger el dolor, y evitar que se convierta en un estéril sufrimiento.

 

 

 

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