Psicoterapia Gestalt: un proceso de descubrimiento

 

 

¿Qué está pasando en mi vida?

En la vida cotidiana, a veces atravesamos por épocas de insatisfacción como consecuencia de situaciones difíciles, conflictos, estrés… Incluso hay ocasiones en las que no parece haber un motivo aparente, más allá del hecho de sentirse vivo.

Las emociones que nos desbordan, o el hecho de sentimos incapaces de comprender qué es lo que está ocurriendo, se pueden convertir en obstáculos que nos impiden afrontar los problemas de forma satisfactoria, pudiendo incluso afectar a nuestras relaciones de pareja, familia, amigos, trabajo…

Si la situación se mantiene y los conflictos emocionales no resueltos se acumulan, el organismo tiene que realizar un sobreesfuerzo para mantener su equilibrio natural. Esto puede dar lugar a la aparición de problemas físicos o enfermedades. En este caso, el cuerpo nos avisa de que algo no va bien, pero si no estamos acostumbrados a escucharle, no conseguimos entender su mensaje.

Llega un momento en que nos preguntamos: ¿qué está pasando en mi vida? Para restablecer la armonía, tenemos que estar realmente dispuestos y decididos a averiguarlo: profundizar en nosotros mismos mediante un proceso de descubrimiento personal que nos permita poner más conciencia en qué, cómo y para qué estamos actuando en nuestra vida.

 

Psicoterapia Gestalt

La psicoterapia gestalt está adscrita a la psicología humanista. A diferencia de otros enfoques, combina intuición, arte y ciencia, y confía en que toda persona tiene el potencial y la sabiduría necesarios y suficientes para encauzar su propia vida de forma responsable y satisfactoria.

Los problemas surgen cuando no podemos ver lo obvio: la realidad tal cual es. Con este fin, la psicoterapia gestalt promueve la ampliación de la conciencia, el darse cuenta aquí y ahora, y potencia la responsabilidad, para que la persona recupere sus propios recursos y evolucione hacia el autoapoyo y la madurez.

En psicoterapia gestalt, se tienen en cuenta todos los aspectos de la existencia presente de la persona: físicos, emocionales, cognitivos, conductuales, etc. También, las repercusiones que tienen para ella, en el momento actual, sus recuerdos del pasado y sus expectativas de futuro. Asimismo, facilita que la persona pueda descubrir el mensaje que tiene para ella un sueño o una enfermedad. Todo esto, desde un enfoque holístico en el que cuerpo y mente son considerados como una unidad.

 

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El terapeuta

La presencia y el apoyo del terapeuta, en un clima de afecto, autenticidad y confianza, te proporciona un espacio seguro en el que puedes contactar contigo mismo, poner palabras a lo que te sucede y sentir cómo te afecta.

El terapeuta gestáltico no te da consejos ni resuelve por ti los problemas, sino que te acompaña en tu proceso de descubrimiento personal. No camina por ti, ni delante de ti, sino un paso detrás de ti, respetando tu propio ritmo. Te escucha sin juicios ni valoraciones. Explora junto a ti aquellas circunstancias de tu vida a las que tú necesites aproximarte. Te apoya emocionalmente mientras encuentras por ti mismo un significado a lo que te sucede, o una forma de resolverlo, cambiarlo o aceptarlo.

 

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El cliente

En gestalt, el descubrimiento personal es un proceso en el que tú, de forma activa y responsable, exploras las dificultades que aparecen en tu vida y confrontas tu forma de actuar. El terapeuta te acompaña donde tú vayas y te apoya para que puedas transitar por los tramos más dificiles. No hace interpretaciones ni sugerencias de modificación de conducta, sino que te señala aquello que te permita tener más conciencia de lo que haces y de cómo y para qué lo haces.

El proceso terapéutico está impulsado, principalmente, por tu voluntad de ver y tu voluntad de sanar. Ambas son necesarias para acercarte a los problemas con una visión más amplia y profunda, que te permita descubrir aspectos de ti mismo que te mantienen en una situación de sufrimiento, y conocer tu auténtico potencial para hacer frente a las situaciones cotidianas que te causan insatisfacción y te impiden ser feliz.

 

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El proceso terapéutico

Todo proceso de crecimiento necesita constancia, paciencia y tiempo. Por eso, encontrar un alivio rápido a la insatisfacción no es suficiente, pues se trata de una solución superficial y efímera. El proceso terapéutico promueve una transformación personal más profunda y estable, ya que al aumentar tu capacidad de darte cuenta, te permite estar en contacto con tus auténticas necesidades, sentir, pensar y actuar de una forma integrada y armónica, y adquirir más conciencia y confianza en tu propio proceso autorregulador para restablecer el equilibrio.

La evolución del proceso no depende exclusivamente del cliente o del terapeuta, sino de la relación que se establece entre ambos. El terapeuta pone a tu disposición sus conocimientos, su preparación específica y sus cualidades humanas. Con una visión más amplia, te señala aquello de lo que no te estás dando cuenta para que tú, al responsabilizarte de ello, puedas crecer como persona y encontrar por ti mismo soluciones nuevas y creativas para afrontar las dificultades de tu vida con más sabiduría.

La relación terapéutica te permite darte cuenta de tus mecanismos habituales de defensa al relacionarte con los demás. A medida que esas defensas se van equilibrando, irá emergiendo tu parte más genuina, que aprendiste a proteger para evitar el dolor.

El proceso se asemeja a pelar una cebolla: capa a capa, tomando contacto cada vez más en profundidad contigo mismo y siendo más consciente de cómo eres realmente, con autenticidad: descubriéndote. A medida que vas integrando las partes negadas o ignoradas de ti mismo, estarás más capacitado para explorar otras áreas más sensibles de tu vida, y continuar avanzando en tu proceso de descubrimiento personal.

La confianza en el proceso y en el terapeuta es fundamental, pues es lo que te permite integrar las experiencias dolorosas, crecer como persona, relacionarte con autenticidad y afrontar con más sabiduría los retos que la existencia te pone por delante. En definitiva, asumir la responsabilidad de tu propia vida.

 

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