Prefiero las garantías científicas

Hay quienes consideran que la ciencia es lo único que garantiza la validez de un método psicoterapéutico, e incluso lo que autentifica la realidad. Sin embargo, la ciencia no demuestra realidades; tan sólo contrasta hipótesis. El método científico, aplicado a la complejísima psicología humana, lleva implícito tener que reducir la realidad tan sólo a aquellas variables representativas de la hipótesis que cada experimento científico pretende demostrar, e intentar controlar todas las demás. Inevitablemente, la ciencia tiene que trabajar sobre el ser humano con partes determinadas y específicas de su complejísima realidad.

Sin embargo, la parte no es el todo. Y el todo, el ser humano, es mucho más que la suma de las partes en que lo divide la ciencia. La vida humana consta de infinitas variables que interactúan simultáneamente; es mucho más que aquello que la ciencia ha podido verificar. Tú estás vivo. En este momento, dentro de ti hay millones de procesos autorregulándose, aunque no se hayan llevado a cabo los experimentos científicos que puedan demostrar causas y efectos de todos y cada uno de ellos. La vida humana no es sólo lo que la ciencia ha descubierto de ella. La ciencia se ciñe a lo empírico, lo racional, lo lógico; pero la vida, además, es un enigma, un arte, una fuente de creatividad.

Quien se acerca a la psicoterapia tiene que tener claro si lo que quiere es acercarse a la ciencia o a sí mismo. Porque son cosas diferentes. En la psicoterapia científica, el terapeuta  mira y dirige al cliente guiado por la visión de la ciencia. En la psicoterapia humanista, el terapeuta acompaña al cliente desde una visión amplia, y se une a él en la búsqueda de una mayor conciencia sobre sí mismo, que le permita conducir su vida por sí mismo, guiado por el contacto con su propio proceso autorregulador. La psicoterapia humanista consiste en poner conciencia sobre la vida, no sobre la ciencia. Sobre tu vida. Sobre la forma en que estás viviendo tu propia vida.

Exigir garantías científicas a la psicoterapia es limitarla tan sólo a una parte de la vida. Sin embargo, para ti, tu vida es todo lo que tu vives. No puedes quedarte sólo con lo que tenga fundamento científico e ignorar todo lo demás. Ni siquiera puedes librarte de la responsabilidad que tienes sobre tu propia vida, incluso aunque optes porque un terapeuta la dirija por ti, avalado por la ciencia. Las psicoterapias humanistas potencian precisamente lo contrario: que el cliente adquiera más conciencia de sí mismo y comprenda cómo interfiere con su propio proceso autorregulador, sin renunciar en ningún momento a su responsabilidad para dirigir su propia vida.

«El conocimiento del propio yo es el único no científico que existe. Todas las demás formas de conocimiento son accesibles por medio del intelecto, en cambio esta sólo puede sentirse en el corazón. Nadie puede entender por ti. Tienes que entender por ti mismo. Ese es tu camino» (Maharaji).

Por tanto, si lo que quieres es encontrarte a ti mismo, tendrás que asumir que la vida es más que la ciencia, y por tanto, no puede ofrecerte todas las garantías científicas. Es una cuestión de sentido común. La ciencia lo complica todo y cada vez se aleja más del sentido común. El sentido común no es científico, sin embargo es una de las herramientas más sencillas y poderosas para poder vivir en paz.

La psicoterapia humanista confía en la vida; sin embargo, la ciencia sólo confía en sí misma. Por eso Rogers, uno de los mayores impulsores de las psicoterapias humanistas, con el fin de tranquilizar a sus compañeros científicos, demostró que su método terapéutico, basado en la relación interpersonal entre dos seres humanos, obtiene resultados efectivos, comprobables científicamente. (El Proceso de Convertirse en Persona, Carl R. Rogers).

 

 

 

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