Creo que los psicólogos y terapeutas te manipulan |
Cuanto más directivo sea un método psicoterapéutico, más posibilidades habrá de que en algún momento, el cliente perciba las intervenciones como imposiciones controladoras o manipuladoras. La insatisfacción y desconfianza creciente hacia los psicólogos y terapeutas tal vez está más relacionada con el método que utilizan, que con la persona que lo aplica. De ahí la importancia de elegir el enfoque psicoterapéutico con el que estés más de acuerdo: si prefieres las soluciones externas, el método será más directivo, y tú sólo tendrás que dejarte conducir por el terapeuta. Si prefieres descubrir tus propios obstáculos y recursos internos, apoyado y acompañado por el terapeuta, el método te pondrá más en contacto contigo mismo y requerirá una mayor implicación por tu parte. Es importante tener esto claro. En la psicología científica sólo tiene cabida lo que ha podido ser verificado científicamente, con lo cual queda fuera de su ámbito todo lo demás. Desde este enfoque, el propio proceso terapéutico se desarrolla con arreglo a la metodología científica, de forma que el paciente es un sujeto pasivo del proceso terapéutico: un sujeto experimental sobre el que el terapeuta aplica técnicas desarrolladas científicamente. Al igual que en el paradigma de la medicina, el terapeuta es el que dirige el proceso. Diagnostica la patología del cliente y le aplica el tratamiento correspondiente. En cambio, la psicología humanista (rogeriana, gestalt) potencia la conciencia del individuo sobre sí mismo, y por tanto, aumenta el contacto con su propio proceso autorregulador. La psicoterapia humanista potencia que el cliente sea sujeto activo de su proceso terapéutico, tal y como lo es de su propia vida. Por tanto, incrementa su capacidad para hacerse responsable de sí mismo y de su vida. A medida que aumenta su conciencia de cómo actúa, piensa y siente, irá tomando conciencia de cómo él mismo interfiere con su propio proceso autorregulador. El terapeuta acompaña a la persona en este proceso de descubrimiento, sin darle consignas, consejos, ni pautas de modificación de conducta, sino facilitando que el cliente adquiera más conciencia de lo que sucede aquí y ahora y apoyándole para que pueda responsabilizarse de ello e incrementar su capacidad para afrontar las dificultades de su vida.
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