Cuando la terapia te lo pone difícil... |
La terapia es un proceso. Por tanto, habrá sesiones en las que se producirán más avances que en otras. También puede haber etapas en las que aparentemente no sucede nada, pero que sirven para afianzar los avances conseguidos y acumular energía para poder dar el siguiente paso, que en algunas ocasiones, puede resultar difícil. Cada persona reacciona de una forma distinta cuando se encuentra en una de estas fases. Normalmente, actuará en el proceso en la misma forma que suele actuar en su vida. La reacción más extrema puede consistir en querer salir corriendo y dejar la terapia. Todo esto forma parte del proceso terapéutico. Es más, es una de las fases más importantes del proceso. Lo que aparece en la terapia no va a ser distinto de lo que aparece en tu vida. La diferencia está en que el espacio terapéutico es un espacio seguro. Si aprovechas la oportunidad y exploras con el terapeuta lo que te está sucediendo, elaborando tus auténticos motivos para querer abandonar la terapia, podrás aprender muchas cosas de ti mismo, y asegurarte de que no estás repitiendo en la terapia, por ejemplo, tus mecanismos de huida habituales para no confrontarte contigo mismo. En cambio, lo que no se transita con conciencia, se repite. Si abandonas el proceso terapéutico sin confrontar los verdaderos motivos por los que lo haces, es muy probable que los repitas en tu vida o en el siguiente proceso. Ir de terapeuta en terapeuta puede ser un indicador de que algo está ocurriendo y no te estás enfrentando a ello. No es lo mismo estar en terapia que hacer terapia. Hacer terapia es como un segundo proceso de crecimiento, esta vez con más conciencia y en un entorno protegido. Los pasos que no diste en su día en tu proceso de desarrollo, tienes la oportunidad de darlos ahora en el proceso terapéutico, a tu ritmo y con el apoyo del terapeuta. De este modo, podrás recuperar los recursos que te faltan para afrontar el sufrimiento. La frustración, el miedo o el deseo de huir son, muchas veces, elementos centrales del proceso terapéutico. Cuando aparecen, te corresponde a ti decidir si quieres o no atravesarlos con más conciencia: profundizar de una vez por todas en ello y averiguar qué es lo que está pasando dentro de ti. El proceso y el terapeuta no son más que medios para alcanzar tus objetivos respecto a ti mismo. Si no son lo que tú esperas, eso no tiene por qué interferir en tu camino. En ese caso, no pierdas el tiempo y la energía peleándote con algo que no te sirve. Si realmente tienes claro lo que buscas y estás comprometido contigo mismo en esa búsqueda, no tardarás en encontrar otro terapeuta que te acompañe y te apoye, para que puedas continuar con tu proceso.
|